Con El Amigo Hache, Enrique Rodríguez, Elena Quej y Juan José Pech.
La referencia a los cortes de carne tal
vez nos lleve a pensar en restaurantes de elevado precio, ya sea por la calidad
de sus ingredientes y servicio, lo lujoso de sus instalaciones o simplemente el
elitismo de los empresarios que se inclinan por una clientela exclusiva. Muchos
de estos lugares forman parte de una red de negocios entre los que surge la
oportunidad de integrar a un restaurante, y no necesariamente por la vocación gastronómica.
Es ahí donde en ocasiones la relación entre el costo de producción y el precio
al público se dispara hacia un objetivo mercantil que rebasa los límites de la coherencia.
Si bien existen insumos y platillos
que pese a la buena voluntad o prudencia de los restauranteros no pueden
ofrecerse a precios bajos, como es el caso de los cortes de carne, los clientes
podemos investigar previamente con amigos, en páginas web o redes sociales
acerca de la relación entre calidad y precio de estos sitios antes de ser
sorprendidos con una cuenta injusta. Todo esto viene en relación con mi
reciente visita a El Sombrero Parrilla Urbana, que ya tiene cinco años en
Mérida, pero que hasta ahora pude conocer. La finalidad de estas líneas es muy
sencilla: dar mi testimonio y opinión de la calidad y el sabor de los platillos.
Si para mí resulta caro o barato, es lo de menos. En el sentido económico lo
importante es lo que les parezca a ustedes, y por ello incluyo entre las fotos el
menú con los precios.
Primero lo primero: la comida. La carta
no es muy extensa, de acuerdo con la tendencia internacional. Es completa y
variada porque incluye platillos de tierra y mar –cortes, pastas, ceviches, ensaladas, carpaccios,
hamburguesas, postres, etcétera−, algunos de ellos con elementos-estrella de la gastronomía
peninsular, cada día más recurridos por chefs de México y el extranjero: queso
de bola, venado de granja, pulpo yucateco, longaniza de Valladolid, castacán… Sin
embargo, cabe aclarar que no se trata de un restaurante regional, sino de una
parrilla urbana contemporánea que fusiona sabores de aquí y de allá.
La cerveza bien helada llega con un platito
de frijoles refritos con longaniza y tostadas, de cortesía, que acompañó
perfecto a un espléndido guacamole con castacán y chips de queso de bola, sin
duda una gran entrada. Luego recibimos la chicharreada El Sombrero, elaborada
con castacán y pulpo frito crocantes, con tortillas de maíz y junto a un plato
de salsas diversas: macha, chimichurri, guacamole picante, crema de ajo, kut de habanero, Tlaquepaque y de
molcajete con queso. Abundante y delicioso.
A continuación, uno de los reyes del
almuerzo: Ceviche del patrón, hecho con pulpo frito, camarón, aguacate, mango y
un toque mágico de hierbabuena. Trascendental. No se quedan atrás los tacos de Rib Eye en dados con hueso de tuétano,
placer culposo y repetible. Nos ofrecen un plato de puros huesos de tuétano,
pero mejor no, es demasiado porque ya están en la mesa los frijoles con veneno:
refritos y molidos, coronados con un guiso de cerdo que reconocí como el famoso
“asado” de Monterrey. Ma’ que cosa.
Acto seguido, el otro monarca de la
tarde: filete de cabrería, corte mexicano de res que aquí se sirve asado con
hueso y que es deshuesado y rebanado a la vista del comensal. Suave, rojo, con
sal gruesa, maravilloso. Sé que un buen vino tinto lo hubiera maridado con
excelencia, pero en este ambiente de fiesta preferí un tequila seco y frío con
su sangrita escarchada.
De pura gula, el elote Sombrero,
asado con queso y chile molido, y los delicados postres: flan de coco y helado
de queso de bola. La experiencia culmina con una exhibición de coctelería junto
a la mesa: gins de cítricos y de
frutos rojos. Salud.
Aplausos para este nuevo menú
diseñado y elaborado por el gerente y estratega Hernán Pech Gómez (El Amigo
Hache) y el reconocido chef Juan José Pech, a quien tuve el gusto de conocer
hace algún tiempo cuando tuvo a su cargo el menú de la entonces recién inaugurada
Ceiba de La Xtabay. Felicidades a los propietarios de El Sombrero Parrilla
Urbana por su compromiso con el buen servicio, la calidad y accesibilidad de
sus platillos. La recomendación para asistir es sincera, una excelente opción
para pasar un buen rato en familia o con los amigos, a partir del mediodía y
hasta la noche.
El lugar es espacioso, climatizado,
agradable. Desde que llegas te dan ganas de iniciar la fiesta y poner a prueba
los sentidos. La decoración es sobria y elegante, con muebles de madera y
reproducciones de Picasso, fotografías del Star
System y amplios espejos en cuyos marcos se leen frases como “Una mujer y
un vaso de vino curan todo mal, y el que no bebe y no besa está peor que muerto”
(Goethe).
El Sombrero Parrilla Urbana está ubicado en
Prolongación Montejo 338-A entre 39 y 41, Benito Juárez Norte, Mérida. Entre
los servicios que ofrece están: valet parking, dos salones privados, cargadores
inalámbricos para celulares, acceso a sillas de ruedas, pantallas de video y terraza
para fumadores. No dejen de echarle un vistazo al menú. Gracias por su
atención.
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