La Martina se suma a la creciente y atractiva oferta gastronómica del corredor de Av. Yucatán, que abarca desde Los Pinos, La Florida y la Colonia Maya hasta el periférico norte/oriente de Mérida. En este caso tenemos un sitio dedicado a los cortes argentinos, enmarcado en una arquitectura rústica pero de buen gusto que da una sensación industrial posmoderna, con la cocina y parrilla detrás de un gran cristal que permite apreciar la actividad de los cocineros. Asistimos en grupo grande, de unos 40 maestros, compañeros del Centro de Educación Artística, precisamente para celebrar el Día del Maestro. Una semana antes se nos dio a escoger el menú de manera individual, básicamente entre pasta con atún, arrachera o churrasco. Yo pedí churrasco y lo disfruté mucho, tenía un sabor exquisito, acompañado en el mismo plato con cebolla entera asada y papas cambray condimentadas. Monocromático en su presentación, le faltó algo verde que le diera vida y lo hiciera más atractivo. El término en general para todos los cortes fue de tres cuartos, lo cual uno como cliente debe comprender (¿será?) cuando se asiste en tan numeroso grupo, pues quizás el servicio se atrasaría mucho si cada persona pidiera un término determinado. Pero bueno, aquí el detalle que vale la pena mencionar es que aun con la anticipada selección del menú y la nada despreciable cantidad de cocineros y meseros, la llegada de los platos fue muy lenta para el 10% de los comensales, lo cual resultó un tanto incómodo, pues debía uno empezar a comer para que no se enfriara la carne, pero el compañero de al lado no tenía nada... Faltaron asimismo unas buenas salsas o chimichurris; de este último nos dieron unos cuantos platitos como para la Barbie y para compartir, cuando por su tamaño debieron ser individuales. Pocas tortillas y cero pan. Previamente, de entrada, queso fundido con chistorra que nos "peleamos" alcanzar, y el postre fue un budín muy rico. Finalmente todos comimos delicioso y pasamos un rato agradable. Las porciones estuvieron bien servidas, por lo que no nos quedamos con hambre. Recomiendo este restaurante, aunque no sé cómo esté de precios, pues al ser invitado por la institución no fue necesario revisar el menú. Regresaría en petite comité para recibir seguramente una mejor atención y volver a disfrutar de sus sabores.
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