En una hacienda del siglo XVIII,
ubicada a pocos minutos de Mérida sobre la carretera a Progreso, se encuentra
el restaurante Casa de Piedra, cuyo menú es resultado de una fusión de técnicas
y sabores de las cocinas francesa, caribeña y regional. Cuenta con un salón
principal climatizado y decorado a la usanza de los años dorados del henequén,
una amplia terraza con vista al jardín de palmas reales y dos salones privados.
Música de piano ameniza la estancia.
Acompañado de grandes amigos de
CDMX, mis huéspedes Lourdes Acevedo y Alfonso Castellanos, disfruté de una comida
deliciosa y delicada en torno a un ambiente de pre-boda con la presencia de
invitados a un casamiento que se realizaría en los jardines de Xcanatún, entre
ellos mis queridos maestros de la Escuela de Gastronomía Mexicana, el chef Yuri
de Gortari y el historiador Edmundo Escamilla. Me dio mucha emoción este casual
encuentro que se sumó a la felicidad que ya de por sí sentía por la presencia en
Mérida de mis acompañantes.
De entrada pedimos ceviche de
mero a la lima, servido con jícama, pepino y microgerminados y acompañado de puré
de aguacate al habanero ($160.00); porción pequeña, sabor grande, textura
perfecta. Lourdes pidió magret de pato glaseado al xtabentún con machuquillo de
plátano macho relleno de queso de cabra (305); Alfonso, bruja (pescado) estilo
Xcanatún en cama de papa dorada con espárragos a la parrilla y vinagreta de
orégano y lima (275); y yo, arrachera a la argentina con chimichurri, papas a
la francesa y ensalada verde (275). La verdad, todo delicioso, en armonía de
sabores, colores y texturas. Maridamos con cerveza Patito y Chardonnay. La
atención fue excelente, el personal amable y los platillos salieron bastante
rápido.
Una tarde maravillosa, relajante
y memorable.
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