Sobre este
reality de TV Azteca quiero comentar tres detalles. El primero es que la
selección de participantes realizada en varias ciudades del país resultó una
gran decepción para muchos cocineros, pues al pasar a la etapa siguiente había
que costearse cada quien su viaje al D.F. para competir por un lugar en el
programa, lo que por supuesto provocó un mega ausentismo de concursantes de los
estados.
Lo segundo
es que después de ver algunos capítulos de las versiones realizadas en Estados
Unidos, España y Colombia, y hasta la adaptación infantil de Australia, resulta
evidente la baja calidad de los platillos presentados por los concursantes
mexicanos en comparación con los de aquellos países, al menos en lo que se
aprecia a través de la pantalla: creatividad y presentación. Si bien se trata –aparentemente–
de un concurso para cocineros no profesionales, es una pena ver a estas
personas que ignoran la infinita variedad de recursos, técnicas y sabores de la
cocina mexicana. Hay desde los que dicen ignorar qué son las garnachas hasta
los que sienten asco por determinados ingredientes…
Y lo tercero
que llama la atención es la prepotencia de los jurados, personas que se sienten
incuestionables y todopoderosas a causa del trato sobrevalorado de la
televisora. Siguen el falso cliché del chef neurótico, ofensivo y antipático
que han copiado de ejemplos nefastos. Tal vez sea el comportamiento que TV
Azteca les ha pedido como una estrategia de rating, pero la verdad es que
ningún programa de televisión del mundo debería promover esta imagen de los
chefs.
(Finalmente, el ganador fue "Alan").
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